jueves, 11 de agosto de 2011

y buscó,...

Y buscó entre sus contactos de su Blackberry a alguien a quien llamar. No había nadie, de sus decenas de contactos, que pudiera llamar desesperadamente para hablar. Triste. Tanto número, tanta gente conocida, i nadie para poder pedirle ayuda. Se sentía ahogar. Las lágrimas ya cada vez salían con más fuerza nublando su vista, i forzandola aún más a no dejarlas salir. Queria que ese sentimiento de ahogo, de soledad, de tristeza, de no tener nada a qué agarrarse desapareciese. Sabía que con un abrazo, con un "todo irá bien", o algo tan simple como eso, le serviría, pero no había Nadie capaz de dárselo. De igual modo, ella se había vuelto incapaz de pedirlo. Para qué? si tenía que pedirlo, de qué servia? No es lo mismo si tienes que pedirlo, si tienes que suplicar algo, ya no tiene el mismo valor, pues no te lo ofrecen de corazón, sino coacción,...

Así que haría lo que siempre, esperar que ese día pasase. Que su mente se tranquilizase, i esperar que las grietas que la rompian por dentro no se hubieran vuelto más profundas. Puede que algún día alguien le dieran lo que anhelaba,... i no fuese demasiado tarde.


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